
He aquí el proyecto soñado por años. La creación de un himno exclusivo para el Colegio Nueva York que simbolice la grandeza de sus estudiantes, y sobre todo, el sentido de pertenencia con el que salen los estudiantes en su ceremonia de graduación.
Desde hacía años que deseaba sumergirme en esta labor como un regalo para mi institución. No lo había logrado hasta ahora, gracias al programa de Creatividad, Actividad y Servicio.
Los que me conocen saben que mis mayores pasiones en esta vida están en la música, las letras y el séptimo arte. También me gustaría puntualizar que los que me conocen saben de mi excentricismo y amor por lo glamuroso y magnificente, por lo que la composición desde cero de un himno que incentive el orgullo de sus estudiantes, docentes y demás funcionarios del colegio, es una misión que tomo con mucho entusiasmo.
Para ello, fue necesario instruirme ampliamente en conocimientos de la producción musical, tales como el proceso de la composición de una obra con estructura de himno, la grabación, manejo de la acústica, mezcla y masterización de un track. Sin duda, todo lo que hay que saber y por descubrir en el mundo de la música es un trabajo que toma años de aprendizaje. Sin embargo, ha sido de gran ayuda el que yo ya haya tenido conocimientos previos sobre la producción de una canción.
Este fue un proyecto que realicé con la ayuda de mi colega Lennin Sabogal, estudiante del CNY. Él por su lado, estaba realizando la composición de una canción de apertura para el evento anual del CNY MUN, y con nuestra mutua colaboración, logramos sacar a flote ambas obras en menos de dos meses. Sin duda, ha sido una adquisición de saberes invaluable; no sólo en la música; sino en aprender lo valioso de trabajo en equipo y el complemento de ideas para enriquecer el borrador final.

Esta es una foto del montaje de micrófonos que se hizo para grabar el piano principal de la obra "Oda a la juventud" (así se tituló el himno del colegio).
Las voces fueron grabadas por mí, una por una entre capas, gracias a las herramientas que te brinda un programa de edición de audio (DAW). En este caso, utilicé un programa muy versátil y además gratuito llamado REAPER, en el que junté y mezclé todos los instrumentos en una sola pista formato WAV. Para los violines y la percusión se utilizaron plugins de instrumentos ya grabados y almacenados en información MIDI; todo fue interpretado en un teclado digital.

Este soy yo a mediados del 2021 en mi estudio editando las pistas de audio igual de la misma manera en la que los ingenieros de sonido trabajan. Hay algo muy importante a tener en cuenta con la correcta mezcla de una canción, y es que en la música siempre hay un nivel máximo de volumen que puede aguantar el procesador de audio, junto con la preservación de nuestra capacidad auditiva y el buen cuidado de los parlantes. Por esta razón hay que distribuir toda la gama de frecuencias en la canción, sabiendo cómo ecualizar, limitar, armonizar cada uno de nuestros instrumentos integrados. En pocas palabras, cuando ya se da por terminado el proceso de grabación y se empieza la edición, ahora se busca restarle a cada pista de audio frecuencias innecesarias. Por ejemplo, el piano y el bajo en una canción suelen ir muy de la mano, pero a veces las frecuencias por debajo de los 400Hz en el piano son inservibles y ocupan espacio en la mezcla. Si esto no se corrige, el resultado podrías ser que la canción sobresature, y eso no es bueno ni para los oídos, ni para los dispositivos que reproducen audio. Por ende, es recomendable usar un ecualizador en el piano y así empatar el espacio vacío de los graves con un potente bajo.
Finalmente, después de unos meses de arduo trabajo, se consiguió un resultado hermoso, en mi opinión:
Gracias a la magia de la producción musical, pude editar mi voz para que sonara como la de una mujer, y así darle mayor viveza a los coros de la Oda A La Juventud. Este es el resultado de horas y horas sentado frente a los equipos y el ordenador, intentando brindar mayor sentido de pertenencia a mis compañeros y mayor prestigio al colegio en el que fui formado. Claramente el resultado de aprendizaje que me queda de todo esto estuvo en mostrar compromiso y perseverancia en las experiencias de CAS y mostrar que se han afrontado desafíos y se han desarrollado nuevas habilidades en el proceso.
Si lo pienso un rato, me pongo a reflexionar de lo mucho que logré aprender en este proyecto sobre una de mis grande pasiones, la producción musical. Y que todos los desafíos que se me presentaron (puesto que hubo muchísimos inconvenientes a la hora de manejar los equipos, programas y resolución de errores) me ayudaron a realizar investigaciones a fondo sobre la grabación, mezcla y masterización de una pieza musical. Mi más sincera gratitud al programa CAS por eso.
Comments