El origami es un arte fascinante, y se acerca Octubre.
El día de las brujas o Halloween nos trae hermosos recuerdos de la infancia, y a mi curso de grado 11 les encantaría revivir esos momentos con una decoración única del salón de clases. Por esa razón yo me ofrecí para hacer muchas figuras en origami de flores, dragones y estrellas para decorar los interiores del salón.
Mi preparación comenzó con desempolvar viejos libros de origami que tengo desde hace años y empezar a guiarme por los pasos ilustrados que tienen entre sus páginas. Así que tomé el clásico papel cuadrado de origami y me puse a realizar varias figuras. El problema con el origami, es que es un arte que requiere de paciencia y delicadeza. Cualquier doblez hecho en vano puede afectar el resultado final. En esta disciplina se requiere ser casi perfecto y diestro con cada pliegue. Cuando trasladamos eso al aprendizaje por libros, se complican las cosas, puesto que a veces hay pasos en los que no se entiende del todo lo que se debe hacer. Esas fueron las complicaciones de esta experiencia, junto con el tiempo: hacer una sola figura podía tardar hasta 15 minutos. Por lo mismo, esta experiencia ha sido bastante longeva, mas sin embargo, me ha traído paz y tranquilidad, puesto que el origami es otra forma de meditación.
Esta experiencia incluye la creatividad y el servicio. Siempre será más preferible hacer una decoración con tus propios recursos, que gastando el dinero en cosas que pueden dañar el medio ambiente. El papel origami por otro lado, se biodegrada mucho más rápido que el plástico y las figuras son un bonito suvenir para todos. Realmente es muy difícil ver una figura de origami en la basura. Esta es una forma de reconocer y considerar el aspecto ético de las decisiones y las acciones. ¿Quién dice que no podemos hacer una celebración sin gastar mucho dinero o contaminar demasiado?
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